29/9/14

"Pseudoprólogo", de Eduardo Espósito -para mi libro CANOPE (SUBPOEMAS)-


- Tapa: Carlos Autieri -

  Decir que Sergio Mattano no es un poeta convencional, que no se conforma a las embaldosadas concepciones de lo que es o no es poesía, no constituye una novedad. Tampoco el hecho de que este intento de prólogo sea, como en la mayoría de los poemarios, un mero adorno que muchos de los lejanos cazadores de poemas esquivan para ir directo a sus presas. Pero dadas las circunstancias presentes, intentaré aproximarles un esbozo de opinión al respecto.

  Atinadamente, el poeta, nos permite conocer al inicio del libro la definición del término Canope, a saber: "Copa sagrada donde se depositan las vísceras de los muertos". Concordaremos, de seguro, en que no sería pertinente inquirir del autor el porqué de la elección de un título relacionado con el Egipto faraónico y la momificación, cuando el mismo Mattano se cuida de cualquier explicación racional a lo Descartes, mediante un aviso poético que es casi "una trompada en el estómago" de la lógica.

  Y...adicionalmente, ¿le preguntaría usted a un "esbirro de la escritura automática", a un "enamorado de Tzara, Artaud y Breton", qué quiso decir exactamente? Eso me recuerda a la contestación de un grande del cine francés, Jean-Luc Godard, cuando ante semejante dislate de la prensa contestaba: "quise decir, pero no exactamente".

  Ahora bien,afirman los arqueólogos e historiadores, que los vasos canopes eran cuatro: uno para el estómago, uno para el hígado, y los dos restantes para los intestinos y los pulmones. He llegado a la conclusión de que todos los poemas de este particularísimo libro, van a parar -de acuerdo con la víscera con que se trabajó cada texto- a una de esas cuatro ánforas.

  Así, por ejemplo, "Recetario del poema" nos remite claramente al estómago, cuando expresa "firmo el acta con garabatos/ sello al pie con un buñuelo aceitoso/ y me sigo a la calle, nos mezclo entre las gentes".

  Hay poemas hepáticos, biliares diría, a la manera de "Congreso de poetas", donde la ira hipocrática aflora apenas morigerada para denunciar a quienes compiten, presas de una histeria púber, para "ver quién la tiene más grande".

  Cuando el lector se acerque a "Manifiesto", seguramente entenderá porqué es un canope ideal para los intestinos.

  Por último,"Asma". ¡Ah, qué tema este! Dicen los yoguis de la India, que esta enfermedades característica de los auténticos poetas y pintores. Dice Sergio que debido a ella "duele cada centímetro cúbico de aire/ y por lo general nunca alcanza" ¿No es este un canope pulmonar por excelencia?

  Resumiendo: no los culparé como lectores si soslayan esta aproximación a la escritura del poeta. Sí lo haré, si después de aguantarme, no se toman el trabajo de introducirse en cada vaso, en cada víscera ofrendada por este esmerado sub-creador, como a él le gustaría que lo llamen, para compartir el milagro de un nuevo libro; la apetencia de un obstinado hacedor de poemas; por dejar una marca -una rayita de vida-; tan valiosa como una mastaba, ante los vislumbres apenas contorneados de la eternidad.


Eduardo Espósito

17/9/14

Subpoesía viajando por Europa.

(España & Gales, Reino Unido) 


Les convido el enlace a la versión online de la revista Pélago que fue publicada en España y Gales hace unas semanas. Allí publiqué algunos poemas gracias a la generosidad de la poeta Yamila Grecco (también encontrarán parte de su poesía alli) y de Fernando Fernández Palacio, su director.

Quedan invitados, es una gran publicación.

11/9/14

Helada.



 
Helada
como la cerveza / como los pies de una mujer en la cama / como los cadáveres flotando en el río
                                                                                                    me gustás. 



5/9/14

El maestro Nicanor Parra cumple 100 años.





Soliloquio del individuo

Yo soy el Individuo.
Primero viví en una roca
(Allí grabé algunas figuras).
Luego busqué un lugar más apropiado.
Yo soy el Individuo.
Primero tuve que procurarme alimentos,
Buscar peces, pájaros, buscar leña,
(Ya me preocuparía de los demás asuntos).
Hacer una fogata,
Leña, leña, dónde encontrar un poco de leña,
Algo de leña para hacer una fogata,
Yo soy el Individuo.
Al mismo tiempo me pregunté,
Fui a un abismo lleno de aire;
Me respondió una voz:
Yo soy el Individuo.
Después traté de cambiarme a otra roca,
Allí también grabé figuras,
Grabé un río, búfalos,
Grabé una serpiente
Yo soy el Individuo.
Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía,
El fuego me molestaba,
Quería ver más,
Yo soy el Individuo.
Bajé a un valle regado por un río,
Allí encontré lo que necesitaba,
Encontré un pueblo salvaje,
Una tribu,
Yo soy el Individuo.
Vi que allí se hacían algunas cosas,
Figuras grababan en las rocas,
Hacían fuego, ¡también hacían fuego!
Yo soy el Individuo.
Me preguntaron que de dónde venía.
Contesté que sí, que no tenía planes determinados,
Contesté que no, que de allí en adelante.
Bien.
Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un río
Y empecé a trabajar con ella,
Empecé a pulirla,
De ella hice una parte de mi propia vida.
Pero esto es demasiado largo.
Corté unos árboles para navegar,
Buscaba peces,
Buscaba diferentes cosas,
(Yo soy el Individuo).
Hasta que me empecé a aburrir nuevamente.
Las tempestades aburren,
Los truenos, los relámpagos,
Yo soy el Individuo.
Bien. Me puse a pensar un poco,
Preguntas estúpidas se me venían a la cabeza.
Falsos problemas.
Entonces empecé a vagar por unos bosques.
Llegué a un árbol y a otro árbol;
Llegué a una fuente,
A una fosa en que se veían algunas ratas:
Aquí vengo yo, dije entonces,
¿Habéis visto por aquí una tribu,
Un pueblo salvaje que hace fuego?
De este modo me desplacé hacia el oeste
Acompañado por otros seres,
O más bien solo.
Para ver hay que creer, me decían,
Yo soy el Individuo.
Formas veía en la obscuridad,
Nubes tal vez,
Tal vez veía nubes, veía relámpagos,
A todo esto habían pasado ya varios días,
Yo me sentía morir;
Inventé unas máquinas,
Construí relojes,
Armas, vehículos,
Yo soy el Individuo.
Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos,
Apenas tenía tiempo para sembrar,
Yo soy el Individuo.
Años más tarde concebí unas cosas,
Unas formas,
Crucé las fronteras
y permanecí fijo en una especie de nicho,
En una barca que navegó cuarenta días,
Cuarenta noches,
Yo soy el Individuo.
Luego vinieron unas sequías,
Vinieron unas guerras,
Tipos de color entraron al valle,
Pero yo debía seguir adelante,
Debía producir.
Produje ciencia, verdades inmutables,
Produje tanagras,
Di a luz libros de miles de páginas,
Se me hinchó la cara,
Construí un fonógrafo,
La máquina de coser,
Empezaron a aparecer los primeros automóviles,
Yo soy el Individuo.
Alguien segregaba planetas,
¡Árboles segregaba!
Pero yo segregaba herramientas,
Muebles, útiles de escritorio,
Yo soy el Individuo.
Se construyeron también ciudades,
Rutas
Instituciones religiosas pasaron de moda,
Buscaban dicha, buscaban felicidad,
Yo soy el Individuo.
Después me dediqué mejor a viajar,
A practicar, a practicar idiomas,
Idiomas,
Yo soy el Individuo.
Miré por una cerradura,
Sí, miré, qué digo, miré,
Para salir de la duda miré,
Detrás de unas cortinas,
Yo soy el Individuo.
Bien.
Mejor es tal vez que vuelva a ese valle,
A esa roca que me sirvió de hogar,
Y empiece a grabar de nuevo,
De atrás para adelante grabar
El mundo al revés.
Pero no: la vida no tiene sentido.

  ¡¡¡FELIZ CENTENARIO, DON NICA!!!


 Apuntes sobre Nicanor Parra (1977)