20/6/13

Natas.





“El pájaro de antaño en la clave del poeta"
Vicente Huidobro

 
Lo odiaba tremendamente.
Cuando sentía hervir sobre la hornalla el elemento
mis temores –fundados ya en escasa experiencia-
berrincheaban en mis adentros.
Mi madre
/a quienes todas las mujeres y hombres de mi vida deben rezarle
el rosario correspondiente a mis caprichos trasinfantes/
me calmaba entonces con su dulzura de media mañana de invierno
y conjuntaba aquella ridícula monstruosidad
frente a mi, testigo necesario, para dejarla fluir luego
bajo el agua de la canilla
y era así llevado al inframundo
donde habitaban otros hermanos
que seguro desearían aquella
como yo deseaba ver derretirse la manteca sobre las tostadas de pan.
Esta mañana –ya casi adulto-
dejé hervir por accidente la leche sobre la hornalla
la sustancia había emergido de un envase plástico y helado
/polisemánticamente helado/
no de las ánforas metálicas sobre el carro de don Luciano
y reposaba a mi espera en un cacharro enlozado
y reposaba a mi olvido sobre una corona de fuegos mínimos.
Mi olvido me trae nirvanas algunas mañanas
como cuando me afeito las lagañas frente al espejo
y descubro detrás de mi sombra de años
los ojos pretos y enormes del niño que sobrevive en mí.
Esas mañanas juego
y soy superhéroe o el sansón descabellado de una atalaya,
y soy poeta o un lector voraz o un amante o un profeta
cuya cabeza moja las enaguas de Salomé
y habla /aún cercenada sobre bandejas de argentum/ de ficciones
de catáforas de sustituciones pronominales.
Algunas mañanas, mi olvido me trae nirvanas
como hoy
que dejé en un hornalla mi infancia
y me bebí el café coronado de natas.

Moreno, 20/06/13

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