éramos infantes perdidos en el bosque
los años nos tatuaron las insignias
enterraron los besos del ángel guardián
trasmutaron en fantasmas la familia
Reclamo aquí lo que siempre fue mío:
Miedo, lléname la herida de sangre
Ahógame ahora que nadie mira
Sé mi sed en los páramos
Siempre bebimos miedo
cruzamos la avenida tomados de la mano
mirando a ambos lados antes del paso
Hicimos lo correcto. Lo puro. Lo estúpido.
Sobrevivimos al precio módico de nunca ser libres.
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