a Mercedes Sosa
La traen desde un margen de luz
/Rosa roja de lana
que
arrastran
a suspiros/
Después la voz
la voz con sedimentos
la voz del céfiro y la roca erosionada
la voz del mar y sus viudas
la voz de la salamanca
de la entraña de la humanidad
del meteoro que durmió a los gigantes
de la ola que soñó a alfonsina
de las dos manos invisibles de jara
del duende de tejada del toro sin voz
la voz liada a un poncho
Después la voz
la máquina que canta
cáliz y aloja
rayo rojo cruzando
pañuelo besando la zamba.
Nadie ve que su columna es viento
y es agua arcilla cada vértebra afinada.
Después la voz
calla
y nada del mundo
parece continuar vuelo
Se queda solo el tiempo
sin nadie que le imite el perfume.
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