18/2/07

Ella.

“tu boca será el madero horizontal de mí cruz”
G. Apollinaire


(a Ella, en todas sus reencarnaciones; especialmente en la de musa.)



Ella /1.


Camina sin mirar alrededor; va pateando restos de su corazón. Es otra víctima de la noche –la noche es una trituradora de almas. Los pies le pesan (¿cansados? no, solidarios). Es un cuerpo sin alma que marcha con el orgullo hecho trizas.
Del bolsillo saca una ración de olvido que bebe con gestos duros, quiere demostrar furias y sólo es un trapo sucio a merced del viento. El olvido le quema las entrañas; tose y escupe… ojala escupiera el dolor.
Maldice las estrellas que iluminan su presente con luz testigo de su pasado. Luz que necesita volver a maldecir para afirmar la farsa –y el olvido, otra vez, besa sus labios.
Cruza la calle y saca del bolsillo su mano, que toma la ninguna mano a su lado, y la aprieta mientras le convida una sonrisa a la inexistente sombra que lo acompaña.



Ella /2.


No entiende, dice revolviendo el pote del azúcar que acaba de echar en el mate, y se le nota en las pupilas casi ciegas, el corazón estrujado.
A veces es así, dice, un ángel te roza el alma, y se va; y vos te quedas, como idiota, y lo ves revolotear por sobre tu cabeza, cerquita, deseando entregarle el alma… y no, el ángel te rozará alguna otra vez, acaso, pero no se llevará tu alma.
Sentado en la misma silla donde le dijo Te quiero –la misma que hoy viste luto-, sus piernas cruzadas no tocan el suelo, -quizás añorando, él también, ser un ángel- balbucea la letanía que le hacha el alma: No entiendo.



Laura.


Ya me voy;
a tus brazos me voy,
a tus pechos de niña,
a tus caricias equivocadas,
a tu cuello suave y
a los pétalos mágicos de tu mirada.

Ya estoy allí, enterrado.
Ya estoy alienado a las cuencas de tus ojos,
preso de tus caprichos, condenado a vivir mil años en tu boca,
en el infierno corrosivo de tu vientre,
en la ternura de tus piernas
y en el cielo logrado de tu rostro cuando me amas.



Yo no sé que versos...


Yo no sé qué versos
me arrancaran los clavos de las manos
y me dejarán caminar marcando el sendero de sangre.
Yo no sé qué besos, qué piel, qué caricia limpiará
el fango que me viste
ni qué sábanas me arrojarán sus abrazos para morarme
en las noches de quien sabe qué mes.

No sé los nombres que amará mi boca
ni las letanías que diré mientras ame.
No conozco los rostros que soñaré en las vigilias,
las promesas que haré creer o el motivo que tendrá mi poesía.

¿Cuál voz, cuál, niña, te enterrará?
Hazte pasado de mis dolores, que el viento arrastre tu memoria
desgarrándote de mi alma.



Boudelaire.
(a mí)

Ojos ebánicos, manos rojas: ajado mártir de luna que deambula buscando utopías (sólo para odiarlas). Las horas lo consumen, el tabaco le encadena los pulmones y el alcohol lo libera de la mujer que todavía le perfuma la piel.
Es clavel desollado que vomita su nombre con las bellas palabras que teme.
Te olvido, le dice; te olvido, se miente.
Te amo, te amo, te amo...



Éxtasis.


Siento la noche, niña,
clavada en mi costado,
siento tu risa de averno torturando mi oscuridad,
y en el segundo agónico del éxtasis,
donde los mares se oceanizan,
siento temblar tu cuerpo
ante el magma que socava el alma.

Te adivino los ojos en los párpados cerrados,
en la piel salada de placer, profetizo mi herida,
en los gemidos amantes, el verbo hecho carne,
y los hijos que ansiamos morando en tu vientre.



Extrañarte.


Se cuela en la noche tu perfume, me hiere en el costado y se aleja.



Moramores.


Te encontraré desnuda en mi cuerpo amante, te diré las dulces tristezas que me moran el alma en tu ausencia, te reirás con una ternura asesina y con esa añoranza de tabaco dirás mi nombre, me besarás para callarme, para enterrarme, y nos hará el amor.
Te dormirás sobre mi pecho, abrirás el jardín de tu mirada para descubrirme espiando tu piel amada con las yemas de los dedos, sonreirás con una ternura asesina y cerrarás los párpados gozantes.
Querré sembrarme en tu ombligo, conquistar tus sueños, tomar por asalto los lunares de tu cara.
Te querré a mí lado por siempre mientras te vea vestirte, preparar el mate, irte.



Clara.

“…como una torpe hierba
coronada por una flor.
Yo soy la hierba agreste
no te ofendas si te ofrezco la flor.”
R. Malatesta.

Tu mano entre mi mano se llama
el poema que nunca podré hacer a tus ojos;
esta quijotesca ambición de verte libre;
esta obsesión por ofrecerme en remanso;
esta locura por oír tu confesión,
tu mirada averna, tu risa profana.

Si mi sangre satisficiera a un dios pagano,
mis venas colgarían desgarradas
para verte feliz; para que libraras
la niña encerrada, rebelde y poeta;
la niña que rescata
de entre la basura, flores.
Esa escondida niña que de tus ojos
se escapa;
que me toma la mano;
se ríe, cómplice; bebe
su cerveza negra
y me esconde los labios.



No he venido...


No he venido esta noche
a borrar en tus brazos
mi rostro
(y sin embargo)

Ni a criar en tu vientre
los poemas
que admiren
otros hombres,
en otras noches
(iguales a esta, sin embargo)

No he venido a sembrarme
de ilusiones que me asfixien,
de besos mentidos,
de carnes podridas
con sabor a sol
(y sin embargo).

Y sin embargo,
he venido por tus brazos,
por ese aroma borracho
que simula dios;

He venido por la noche
y los hombres que admiren
los tizones de tu vientre;

He venido para amarte,
asir la cintura,
rodearme de piernas,
ahogarme contigo, con tus promesas,
con lágrimas violas que urgen caricias,
y mi mano, siempre, será ese poema
que arrebate del fango la musa traidora
para socorrernos,
para darte vida.



Haiku.


Afuera lluvia,
adentro, desnuda, vos
y nada más.



Desnos.
(a mí)

Para amarrar mi voz sólo deberás decir la palabra que se ata a tu pecho y por miedo, error o ternura se niega parir.
Para amarrar mi voz tu boca sabrá de licor y poema, y tus manos sabrán de cimas a las que mi alma llega.
Para amarrar mi voz tu dios será sólo fango y yo nuncaolvido.
Para amarrar mi voz ya no serás tú
ni aquella será mi voz.

3 comentarios:

Maria Ines dijo...

Cuánta poesía convocante, cuánto romanticismo, cuánta lírica.
Viva la poesía: Todavía está viva!!!!!
Abrazos

Anónimo dijo...

Eres grande y rico en sabores y colores , con esto me doy cuenta que lo que escribes corre por tus venas . Es una delicia leerte .

Paz/

laura dijo...

tus palabras tienen el poder de transportarme a ese momento, a ese tiempo y ese sentir...